sábado, 27 de marzo de 2010

Amigos...son los amigos


Un hombre, su caballo y su perro iban por una carretera. Cuando
pasaban cerca de un árbol enorme cayó un rayo y los tres murieron
fulminados.

Pero el hombre no se dio cuenta de que ya había abandonado este
mundo, y prosiguió su camino con sus dos animales (a veces los
muertos andan un cierto tiempo antes de ser conscientes de su nueva
condición...)
La carretera era muy larga y colina arriba. El sol era muy intenso,
y ellos estaban sudados y sedientos.

En una curva del camino vieron un magnifico portal de mármol, que
conducía a una plaza pavimentada con adoquines de oro. El caminante se
dirigió al hombre que custodiaba la entrada y entabló con él, el
siguiente diálogo:
- Buenos días.
- Buenos días - Respondió el guardián.
- ¿Cómo se llama este lugar tan bonito?
- Esto es el Cielo.
- ¡Qué bien que hayamos llegado al Cielo, porque estamos sedientos!
- Usted puede entrar y beber tanta agua como quiera. Y el guardián
señaló la fuente.
- Pero mi caballo y mi perro también tienen sed...
- Lo siento mucho - Dijo el guardián- pero aquí no se permite la
entrada a los animales.

El hombre se levantó con gran disgusto, puesto que tenía muchísima sed,
pero no pensaba beber solo. Dio las gracias al guardián y siguió
adelante.

Después de caminar un buen rato cuesta arriba, ya exhaustos los
tres, llegaron a otro sitio, cuya entrada estaba marcada por una
puerta vieja que daba a un camino de tierra rodeado de árboles.

A la sombra de uno de los árboles había un hombre echado, con ya
cabeza cubierta por un sombrero. Posiblemente dormía.

- Buenos días - dijo el caminante.
- El hombre respondió con un gesto de la cabeza.
-Tenemos mucha sed, mi caballo, mi perro y yo.
- Hay una fuente entre aquellas rocas - dijo el hombre, indicando el lugar.
- Podéis beber toda el agua como queráis El hombre, el caballo y el
perro fueron a la fuente y calmaron su sed.


El caminante volvió atrás para dar las gracias al hombre.

- Podéis volver siempre que queráis - Le respondió éste.
- A propósito ¿Cómo se llama este lugar?- preguntó el hombre.
- CIELO.
- ¿El Cielo? Pero si el guardián del portal de mármol me ha
dicho que aquello era el Cielo!
- Aquello no era el Cielo. Era el Infierno - contestó el guardián.



El caminante quedó perplejo.
- ¡Deberíais prohibir que utilicen vuestro nombre! Esta
información falsa debe provocar grandes confusiones! - advirtió el
caminante.

- ¡De ninguna manera!-increpó el hombre - En realidad, nos hacen un gran
favor, porque allí se quedan todos los que son capaces de abandonar
a sus mejores amigos...


(Paulo Coelho)

1 comentario:

  1. Que buen cuento María.... ya me parecía que el primer lugar al que acudieron no era el Cielo, en ocasiones los seres humanos se equivocan, optan por las puertas del ego, que casi siempre conducen al infierno! aunque cielo e infierno son estados de consciencia, todavía necesitamos de símbolos para diferenciarlos.


    Buen Fin de Semana Amiga!

    ResponderEliminar

Gracias!!