Me gusta llorar en el mar, porque es el único lugar en el que mis lágrimas parecen pequeñas,
por eso, cuando tengo necesidad de hacerlo me voy allí, a ese mar de donde vengo y en el que siempre encuentro consuelo.
Mi corazón es de tierra, pero mi alma es de mar.
Lágrimas, muchas lágrimas...pero no todas de tristeza.
Muertes, muchas muertes...una..dos...tres...cuatro...cinco.
Todas sin despedidas y una de un angelito que no supo lo que es tener ocho años.
Amores que llegan y se van dejándome más llena y más vacía.
Paseos deliciosos a mi trabajo, con sol, nieve, lluvia, niebla,
arcoiris y amapolas, pájaros, siempre los pájaros, nubes de infinitas formas, y al fondo...las montañas.
Soledad, a veces deseada pero otras... echando en falta una caricia.
Amigos que se van, otros vienen y tambien los de siempre, los incondicionales.
Despedidas y reencuentros.
Enfermedades y hospitales.
Tambien risas, muchas risas.
Noches estrelladas y otras sin estrelllas.
Siempre el sol o la luna al fondo.
Silencios, esperas, decepciónes, alegrías.
Pero siempre mi cabeza alta y mi corazón abierto.
No quiero ser una mendiga que pide y exige.
Quiero ser una dadora, que entrega todo su corazón.
Foto: Mallorca