miércoles, 14 de septiembre de 2011

MIS LUNES





"Es maravilloso, vivir sólo en espíritu, y día a día, eternamente, dar fe de lo espiritual en las personas. Pero, a veces, me harto de mi existencia espiritual eterna. Entonces quisiera dejar de flotar eternamente por las alturas, quisiera notar que tengo peso, que se anulara la ausencia de fronteras, y ligarme a la Tierra".

(El cielo sobre Berlin, Wim Wenders)





Hoy me he llenado de algo que no sé que es, pero necesito sacarlo afuera. Esta carta no espera ninguna respuesta.
Ayer jugué con un bebé, un bebé de dos años. Voy a ese lugar todos los lunes, porque la vida me dió esa oportunidad y no quise desaprovecharla.
No se por qué, pero cada día que voy allí, le encuentro más "sentido" a mi vida. Ya conozco a este niño de otro día, sus ojos hablan de tantas cosas, hay miedo y sobretodo esa mirada de no entender, que me impacta tanto en los niños. Yo intento explicarle con mis ojos tambien, pero no pierde de vista a su madre, embarazada de ocho meses. La situación me provoca una ternura inmensa, intento tocarle, acariciarle, pero desconfía porque sólo quiere estar con ella Tiene un juego en la cama, de esos de meter aros de distinto tamaño hasta hacer una torre. Juego, él se anima porque tiene verdadera necesidad de que alguien juegue con él. Sus primeras sonrisas me desarman y en un momento me echa los brazos para que le coja. Me da miedo hacerle daño porque lleva un "porta". Y me pide que salgamos de la habitación y me lleva hasta un cochecito que hay en el pasillo. La madre, que se ha percatado de la situación aprovecha para desaparecer y poder, aunque sea unos momentos, relajarse de esta historia, de esta tremenda historia que le toca vivir. Jugamos, sonríe y corro detrás de él y del cochecito por los pasillos. Ya, ni siquiera busca a su madre, está feliz porque alguien juega con él.
 Esta es una de tantas historias que vivo los lunes, voy allí a darles reiki y con ese pretexto puedo jugar con ellos y hacerles cosquillas. Ellos ahora son mis maestros,  los que me enseñan la vida, porque el sentido ya no lo busco. Cuando entré aquí me dijeron que no debía implicarme con las familias, pero como no vas a implicarte con esas madres que te dicen: "oye, si te sobra un poquito de tiempo, me gustaría que me dieras reiki". Mi compañera dice: bueno, si cuando terminemos nos sobra tiempo pasamos". Yo digo: "no, ahora mismo te lo doy".
Con ellos tambien he aprendido que la muerte muchas veces es una liberación, que la vida sigue siendo hermosa y que como humano a lo único que aspiro es, a que cuando tenga que irme, (sé que allí estarán muchos de estos angelitos) no se adonde, sentir
que mi vida no ha estado vacia y que he sido capaz de aliviar un poco el sufrimiento, aunque haya sido a un sólo ser humano.
Un abrazo.