lunes, 1 de marzo de 2010

Gratitud





La auténtica gratitud nunca puede encontrar palabras para expresarse a sí misma.

La gratitud que encuentra palabras para expresarse es solo una formalidad –porque todo aquello que es sentido con el corazón, inmediatamente va más allá de las palabras, de los conceptos, del lenguaje. Puedes vivirlo, puede brillar en tus ojos, puede emanar como una fragancia por todo tu ser. Puede ser la música de tu silencio, pero no puedes expresarlo. En el momento en que lo pronuncies, algo esencial muere inmediatamente,

Las palabras solamente pueden transportar cadáveres, no experiencias vivas.

La gratitud no tiene un objetivo externo ni tampoco interno. La gratitud es casi como la fragancia que desprende una flor. Es una experiencia que no está dirigida a nadie.

Cuando llegas hasta el mismo origen de tu ser donde te sientes completamente como en primavera y las flores llueven sobre ti, de pronto sientes una gratitud que no está dirigida a nadie, exactamente como una fragancia que sale de ti, justo como el incienso desprendido nubes de humo y fragancia hacia un cielo desconocido y desapareciendo después.

Para mí, la gratitud es la mayor experiencia que puedes tener –no hacia Dios, no hacia nadie en particular…, simple gratitud hacia toda esta existencia. Estos pájaros, estos bellos árboles, toda esta existencia es tan hermosa que no sentir gratitud hacia ella es permanecer ciego, ignorante, inconsciente.

Este universo es tu hogar. Procedes de este universo y regresas de vuelta a él. La plegaria carece de sentido. Únicamente la gratitud…, ni siquiera tienes que emplear la palabra, simplemente el sentimiento de gratitud.

Pero el sentimiento de gratitud solamente surgirá cuando hayas experimentado los misterios, el esplendor, el jardín completo de flores que te es dado. Y tú no lo has pedido; de ningún modo lo mereces, no te lo has ganado. Es un puro regalo de la abundancia de la existencia en sí.

La existencia es abundante, tan cargada de explendor que quieres compartirlo.

No puedes compartirlo a menos que estés centrado en tu ser. Solamente puedes compartir sus secretos con un Buda. Y tú tienes todas las oportunidades para llegar a ser un Buda.
Osho



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