lunes, 8 de marzo de 2010

Mujeres humanas, mujeres divinas




Las mujeres de origen Celta eran criadas tan libremente como los hombres. A ellas les era dado el derecho de elegir sus compañeros y nunca podrían ser forzadas a una relación que no querían. Eran enseñadas a trabajar para que pudieran garantizar su sustento, eran excelentes amantes, amas de casas y madres. La primera lección era: "Ama a tu hombre y siguelo, pero solamente si ambos representaran, uno para el otro, lo que la Diosa Madre enseño: Amor, compañerismo y amistad"  

Jamás permitas que ningún hombre te esclavice: naciste libre para amar, y no para ser esclava. Jamás permitas que tu corazón sufra en nombre del amor. Amar es un acto de felicidad, por que sufrir?  
Jamas permitas que tus ojos derramen lágrimas por alguien que nunca te hará sonreír!
Jamás permitas que el uso de tu cuerpo sea cercenado. Tu cuerpo es la morada del espíritu. Por que mantenerlo aprisionado? 

Jamás te permitas estar horas esperando alguien que nunca vendrá, aunque te lo haya prometido! 
Jamás permitas que tu tiempo sea desperdiciado con alguien que nunca tendrá tiempo para vos! 
Jamás permitas oír gritos en tus oídos. El Amor es lo único que puede hablar mas alto! 
Jamás creas que alguien pueda volver cuando nunca estuvo presente! 
Jamás permitas vivir en la dependencia de un hombre como si hubieras nacido inválida! 
Jamás te pongas linda y maravillosa, a fin de esperar un hombre, que no tendrá ojos para admirarte! 
Jamás permitas que tus pies caminen en dirección de un hombre que solo vive huyendo de vos! 
Jamás permitas que el dolor, la tristeza, la soledad, el odio, el resentimiento, los celos, el remordimiento y todo aquello que pueda sacar el brillo de tus ojos, la dominen, haciendo enfriar la fuerza que existe dentro tuyo! 
Y, sobre todo, jamas permitas perder la dignidad de ser... MUJER.

1 comentario:

  1. Gracias Maria... muy lindo. Te regalo este poema en "nuestro día"... ¡Feliz día divinas mujeres!

    Pan y rosas
    (de Ana Rosa Fernández)

    Que no te nieguen el pan
    dorado y fértil de tu trabajo.
    El telar y la fábrica.
    El barro accesible de los sueños
    tomando vida
    en tus manos de grácil artesana.
    El huerto y el taller,
    la universidad y los fogones.
    La sabiduría de tu oficio
    congregando frutos y poemas
    en el árbol irrepetible de la historia.
    Pero tampoco las rosas
    hondas y fragantes del descanso.
    Tu legítima herencia
    de bosques y playas.
    La complicidad del sol
    en tu piel de niña.
    El placer del mar
    cuando se ha llorado...

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Gracias!!