Málaga y mucho más

 

Paisajes emocionales*

Agua, agua por todas partes...
y tres almas aún por empapar
(cuatro, una a medio bilocar)
Dos hoteles y pescado frito
antes de encontrar Gibralfaro...
un resbalón en lo más llano y
ohhhhh!!!, el mar desde lo alto.
Una ciudad mojada espera allá abajo,
aunque ya sin lluvia:
calles, miradas, libros,
una catedral casi inexpugnable,
los labios de Picasso encendidos,
momentos que no tienen precio
(como el del batido),
más calles mojadas...
2016 risas en un ciber,
un acantilado a deshoras
y un bocadillo nocturno...
Segundo día:
un pequeño pueblo con geranios,
Ultramarinos Maria,
y el mar como telón de nuestro almuerzo;
veo-veo con los pies tomando el sol.
Nerja, con sus dos cielos
(tres contando el mar),
nos espera allá abajo.
Allí, en el Balcón de Europa,
descubrimos que las estatuas pueden hablar...
Poco después despedida, abrazos:
pero sin lágrimas, todo sonrisas,
todo complicidad.
Y dos camperos compartidos,
porque hay hambre:
uno para Gerard y su amigo,
que son artistas de circo sin circo;
y otro para dos... ¿hermanos?
Y ya vamos por el lunes:
la historia interminable sobre asfalto,
curvas, curvas, mirador... curvas;
En Ronda, dulces típicos
en la Plaza del Socorro
y un instante en la iglesia;
el Tajo se abre bajo nuestros pies,
profundo, insondable, precioso...
y las calles empedradas nos envuelven
aunque las dejamos atrás...
Gato en silencio y su agua helada nos esperan,
custodiadas por sauces y chopos;
y aquello parece magia,
aunque la magia aún está por llegar.
Y llega, llega donde la tierra se esconde,
al terminar los bocadillos de pan,
en el límite que separa la luz de las tinieblas,
[¿y esas lonchas...?]
a los pies de un pozo que se queda algunas lágrimas.
Martes nublado:
hay pingüinos con bufanda por la orilla
y dos locos en el agua...
De nuevo Málaga y tres almas.
Un museo.
Mucha lechuga.
Un té con prisas.
Y otra despedida...
¿despedida?, ¡quién ha dicho despedida...!
El tren se va vacío
y aún queda tiempo para volver al mar,
para unas fotos, para jugar a los chinos...
y ahora sí: despedida, abrazos, más sonrisas.
Y cuatro almas empapadas de sentir.
Y un sabor dulce.
[un cola-cao desos a lo lejos]
Y un adios que no es adios:
es hasta luego.
Elchiado