miércoles, 17 de febrero de 2010

La belleza. Luis Eduardo Aute



Enemigo de la guerra
y su reverso, la medalla,
no propuse otra batalla
que librar al corazón
de ponerse cuerpo a tierra
bajo el paso de una historia
que iba a alzar hasta la gloria
el poder de la razón.

Y ahora que ya no hay trincheras
el combate es la escalera
y el que trepe a lo mas alto
pondra a salvo su cabeza
aunque se hunda en el asfalto
la belleza, la belleza, la belleza, la belleza, la belleza

Miralos como reptiles,
al acecho de la presa,
negociando en cada mesa
maquillajes de ocasión;
siguen todos los railes
que conduzcan a la cumbre
locos, porque nos deslumbre
su parasita ambición.

Antes iban de profetas
y ahora el éxito es su meta;
mercaderes, traficantes,
mas que náusea dan tristeza,
no rozaron ni un instante
la belleza, la belleza, la belleza, la belleza, la belleza.

Y me hablaron de futuros
fraternales, solidarios,
donde todo lo falsario
acabaria en el pilón.
Y ahora que se cae el muro
ya no somos tan iguales
tanto vendes, tanto vales
"¡viva la revolución!"

Reivindico el espejismo
de intentar ser uno mismo,
ese viaje hacia la nada
que consiste en la certeza
de encontrar en tu mirada
la belleza, la belleza, la belleza, la belleza, la belleza...

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