sábado, 27 de febrero de 2010

Renacer desde el niño interior




Nacemos con la capacidad lúdica intacta. Somos capaces de jugar creando un mundo mágico, ideal y hacerlo nuestro cada día, a la hora que querramos y cómo nos resulte más feliz.

No hacen falta recursos económicos ni tecnológicos, sólo la inteligencia innata, aquella capacidad que traemos desde el núcleo divino como legado fundamental de la inocencia y el acopio de enseñanzas realizado en la vida anterior. Pero nos devora muy pronto el mundo de los adultos. Nos vuelve torpes, vamos dejando la inteligencia en pos de la obediencia. Pero, por esta aparente “disciplina” impuesta por padres, maestros y la innumerable lista de personas que no son libres y coartan nuestra libertad, terminamos siendo adolescentes insatisfechos y adultos tristes.

No nos dejan ser, no sólo jugar. No nos dan un recurso válido para preservar nuestro niño interior, que está tan fresco, vívido y vigente hasta los primeros seis o siete años de aparecer en este mundo. Pero se puede revertir esta injusticia, para mejorar su tiempo de aprendizaje en la Tierra y darles elementos para crecer y ser individuos.

Primero hay que concientizar el egoísmo de este error. Si reaccionamos y cambiamos conductas, estamos recuperando felicidad para todos.


El estrago que esta sociedad hace con sus niños, (creyendo que los ayuda) al imponerles normas que sólo reflejan sus limitaciones, argumentando la supuesta idea de educarlos, fue también muy bien expresado en la sabiduría y las palabras de Osho:

“Los niños nacen con inteligencia pura, y todavía no hemos sido capaces de respetarla.”

“Un niño es inteligencia pura, porque aún no está contaminado. Un niño es una página en blanco, no hay nada escrito en él. Un niño es vacío absoluto, tabla rasa.”

“La inteligencia de la cabeza, no es inteligencia en absoluto; es abundancia de conocimientos. La inteligencia del corazón es la inteligencia, la única inteligencia que hay. La cabeza es simplemente acumuladora.”

A lo que me permito agregar una humilde sugerencia para el cambio, frente a ellos, y para renacer, nosotros, desde el niño interior:

No censuremos la capacidad de ser felices de los niños, por no serlo nosotros. Por haber ahogado a nuestro niño interior. Nuestros hijos no deben cargar el error de sus padres, muchas veces fracasados en sus ideales, y tan resentidos. Cuidemos la libertad de creación y recreación de los que llegan con ese valioso patrimonio y merecen crecer con mayor respeto a sus dones. Salvemos al niño interno de cada uno, ahora, todavía hay tiempo. Tal vez sólo hace falta que te animes y te pongas una remera con la “ese” de Superman, y que no te dé vergüenza, que te haga sentir libre. Deja que las hadas jueguen rodeando tu vida. Que un osito imaginario se duerma en tu hombro… y entonces, no necesitarás nada más… Habrás recuperado un tesoro, la base para ser auténticos: Hacer feliz a nuestro niño interior.

(Por Óscar Capobianco)

2 comentarios:

  1. Jajajajaja...me puede de la risa ese señor "juguetón" de la foto...a quién has escrachado Maria? jajajajaaj

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  2. Me parece interesante lo que escribes. Solo cuando se mira desde el corazón se es completamente libre. Lo del niño interior es algo que hay gente que no entiendo, lo confunden con el no haber madurado lo suficiente.
    Sé que el mundo está lleno de personas como tú, que alientan a otras personas y las hacen recapacitar. Gracias

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Gracias!!