"¡Qué hermosa vida!", goza el hombre, sintiéndose acariciado por esos ojos...
Su mano se mueve
hacia ella bajo las sábanas, pero se inmoviliza antes de tocarla, en
cuánto percibe una tibieza en el lienzo.
Allí se detiene
como un peregrino ante el santuario final, mientras se deja mecer en las
ondas tranquilas del aroma femenino.
Sus párpados, al cerrarse poco a poco,
van adoptando una expresión final de beatitud.
Ya dormido, la mujer inmóvil le sigue contemplando enternecida.
Ya dormido, la mujer inmóvil le sigue contemplando enternecida.
Sonrisa de niña
descubriendo al hombre; mirada de madre ante el hijo en la cuna;
emocionada serenidad de hembra colmada por su amante.
Lei esa obra hace años y me encantó,
ResponderEliminarUn abrazo dominguero de marpin y La Rana.
José LUis Sampedro es un maestro expresando belleza y un ser maravilloso.
ResponderEliminarBesos
Yo quiero esoooo!!!
ResponderEliminarUna preciosa forma de describir el amor, la mujer..., bravo por José Luis Sampedro.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte, Mária.
Hace cientos de años, cuando lei esta novela, me encantó... Desbordaba humanidad, que no es mala cosa...
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