Mi niña

Una niña-mujer, mi niña, que me mira a los ojos desde su cama y me pregunta: ¿por qué?...¿qué he hecho para merecer esto?. No tengo respuestas, porque no creo que nadie se merezca el sufrimiento. Pienso que a través de él se puede llegar a lo más profundo de uno mismo. Me duele cuando veo a mi niña flaca, cuando dice que no puede más, que le hagan algo para quitarle tanto dolor. Pero no se lo dice a los médicos...suplica con lágrimas a ese dios que ella "conoce".
Hay flores rosas, olor a vainilla que intentan humanizar algo tan frio. Hay cosquillas por todo el cuerpo y unos labios que se acercan a una frente, que para ella son el mejor termómetro. La comida no quiere entrar en su cuerpo, tanto antibiótico se lo ha dejado destrozado. Me habla cuando se siente mejor de sus cambios de planes de vida. Me dice que ha aprendido de mis errores, que son también los suyos y que le hacen verlo claro cuando se mira en mi espejo. Se duerme,  cuando lo hace me siento bien porque al fin descansa.
Hoy es el quinto día de batas de colores, pasillos interminables, llantos de bebe.
Las nubes y la luna me siguen acompañando a través de los ventanales. Hay momentos en los que necesito salir a respirar...me siento en el suelo en una sombra y pienso: "Ahí, en ese puntito azul andamos un montón de humanos, enfurruñados con la vida, creyéndonos imprescindibles para ella y llenándonos de miedos y de cosas. Y tenemos miedo porque queremos proteger nuestro corazón y que no lo hieran...pero lo que necesita no es protección, sino quitarle todas las murallas.
Y miro a mi alrededor y siento que amo a todo el mundo por el simple hecho de ser humano.
Y agradezco porque no sé por qué motivo este sale desde el fondo de mi alma.
Te quiero, mi niña, eres una auténtica y verdadera mujer.