jueves, 6 de mayo de 2010

Cuando las cabezas de las mujeres se juntan alrededor "del fuego"



Alguien me dijo que no es casual...que desde siempre las elegimos. Que las encontramos en el camino de la vida, nos reconocemos y sabemos que en algún lugar de la historia de los mundos fuimos del mismo clan. Pasan las décadas y al volver a recorrer los ríos esos cauces, tengo muy presentes las cualidades que las trajeron a mi tierra personal.
 Valientes, reidoras y con labia. Capaces de pasar horas enteras escuchando, muriéndose de risa, consolando. Arquitectas de sueños, hacedoras de planes, ingenieras de la cocina, cantautoras de canciones de cuna.
 Cuando las cabezas de las mujeres se juntan alrededor de "un fuego", nacen fuerzas, crecen magias, arden brasas, que gozan, festejan, curan, recomponen, inventan, crean, unen, desunen, entierran, dan vida, refunfuñan, se conduelen.
 Ese fuego puede ser la mesa de un bar, las idas para afuera en vacaciones, el patio de un colegio, el lugar donde jugábamos en la infancia, el salón de una casa, el corredor de una facultad, una cerveza en el parque, la señal de alarma de que alguna nos necesita o ese tesoro incalculable que son las quedadas a dormir en la casa de las otras.
Las de adolescentes después de un baile, o para preparar un examen, o para cerrar una noche de cine. Las de "vente el sábado" porque no hay nada mejor que hacer en el mundo que escuchar música, y hablar, hablar y hablar hasta cansarse. Las de adultas, a veces para asilar en nuestras almas a una con desesperanza en los ojos, y entonces nos desdoblamos en abrazos, en mimos, en palabras, para recordarle que siempre hay un mañana. A veces para compartir, departir, construir, sin excusas, solo por las meras ganas.
El futuro en un tiempo no existía. Cualquiera mayor de 25 era de una vejez no imaginada...y sin embargo...detrás de cada una de nosotras, nuestros ojos.
Cambiamos. Crecimos. Nos dolimos. Parimos hijos. Enterramos muertos. Amamos. Fuimos y somos amadas. Dejamos y nos dejaron. Nos enojamos para toda la vida, para descubrir que toda la vida es mucho y no valía la pena. Cuidamos y en el mejor de los casos nos dejamos cuidar.
Nos casamos, nos juntamos, nos divorciamos. O no.
Creímos morirnos muchas veces, y encontramos en algún lugar la fuerza de seguir. Bailamos con un hombre, pero la danza más lograda la hicimos para nuestros hijos al enseñarles a caminar.
Pasamos noches en blanco, noches en negro, noches en rojo, noches de luz y de sombras. Noches de miles de estrellas y noches desangeladas. Hicimos el amor, y cuando correspondió, también la guerra. Nos entregamos. Nos protegimos. Fuimos heridas e inevitablemente, herimos.
 Entonces...los cuerpos dieron cuenta de esas lides, pero todas mantuvimos intacta la mirada. La que nos define, la que nos hace saber que ahí estamos, que seguimos estando y nunca dejamos de estar.
Porque juntas construimos nuestros propios cimientos.
Somos más sabias, más hermosas, más completas, más plenas, más dulces, más risueñas y por suerte, de alguna manera, más salvajes.
 Y en aquel tiempo también lo éramos, sólo que no lo sabíamos.
 Porque cuando las cabezas de las mujeres se juntan alrededor "del fuego" que deciden avivar con su presencia, hay fiesta, hay aquelarre, misterio, tormenta, centellas y armonía. Como siempre. Como nunca. Como toda la vida. 
Simone Seija Paseyro
Gracias Rosa.
(Para Eva, amiga del alma...de muchas vidas)


9 comentarios:

  1. Cuantos recuerdos vinieron a mi mente...y a mi corazón. Siempre estaremos danzando con la vida. "Como siempre. como nunca. como toda la vida"
    Abrazosss

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  2. Maravillosa descripción, leyendo esto me siento más orgullosa de ser mujer.
    Me acordaré de ti cuando nos reunamos alrededor de un fuego.
    Un beso, María.

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  3. Porque cuando las cabezas de las mujeres se juntan alrededor "del fuego" que deciden avivar con su presencia, hay fiesta, hay aquelarre, misterio, tormenta, centellas y armonía. Como siempre. Como nunca. Como toda la vida.
    Sin palabras... No podría ser más descriptivo. Gracias por esta joya que nos dejas.

    Un beso.

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  4. Maravillosa descripción de las mujeres que se van encontrando a lo largo de la vida, de esas que cuando se encuentran se reconocen porque son: "Valientes, reidoras y con labia", genial. Seguiremos econtrándonos a lo largo de esta y otras vidas.

    Besos a todas las mujeres de mi clan.

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  5. Pero Maria, que preciosidad, acabo de leerlo y tengo que digerirlo, releerlo mil veces,que emoción, gracias, te quiero un montón.

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  6. Miedo me da... pero reconozco que vuestros fuegos, cuando están formados por mujeres de verdad, son más ricos que los nuestros... en los nuestros casi siempre se habla sólo de dos cosas que me ahorraré decir, o del trabajo, como complemento ocasional. Y por cierto, ahora que estoy en tu casa, ¿se puede saber cómo te sientas en una silla?, mera curiosidad infantil... Beeeesos!!

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  7. Ah!, que se me olvidaba... me gusta mucho cómo está escrita la entrada, es tuya, verdad? Más besos.

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  8. Mi querido Elchiado, no lo he escrito yo, ya me gustaría.
    Y ahora que no nos oye nadie te digo que no sé sentarme como las personas normales, porque siempre y no se por qué motivo alguna de mis piernas se sube hacia arriba. Si algún día has de "llevarme" a algún sitio "fino"...tendrás que atarme a la silla con cuerdas.
    Besoooosssssss.

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  9. Hola María!! Hermoso amiga!!Deseo agradecerte con todo mi corazón tus palabras de apoyo en mi blog. Agradezco tu amistad y tu afecto que es recíproco. Gracias amiga!!!!!!
    BESSOSSSSSSSS

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Gracias!!