Cartas para Claudia

Carta 35

Claudia:
Gracias por mandarme las copias de las cartas anteriores. ¡Qué placer!. Hay multitud de cosas que me gustan mucho.
Entre nosostros...Me han gustado tanto, que por momentos he dudado de haberlas escrito yo...(Esto es grave. ¿Me estaré volviendo humilde?. Lo dudo...).
Interesante punto el de la humildad.
Aunque detesto las metas, siento que nunca llegaré a ser humilde.
Cuando, desde fuera de mí, contemplo algunas de mis actitudes, me veo tan engreido, tan exigente, tan preciado de mí mismo....
El diccionario de la Real Academia dice: "Humilde: bajo, de poca estatura".
No soy humilde.
Cuando me jacto de mi egoismo, cuando siento que soy la persona más importante en el mundo (con dos hermosas excepciones, mis hijos), cuando me creo el centro de mi mundo, cuando busco las respuestas dentro de mí...
No, no soy humilde.
¿Y los demás? ¿Los otros? ¿Los que quiero?
¿Acaso no hago cosas por ellos?
Siento que a veces me da placer complacerte, y entonces lo hago. Cuando te digo que es por tí, te miento. en realidad, todo es por mí; a mí me sirve elegir renunciar a lo que yo quiero para darte. ¡Qué egoista..!.
Sí.
Después de todo, si alguien me dice "¡Egoista!", ¿qué me está diciendo?. Me está diciendo: "No pienses en tí, piensa en mí".
¿Quién es el egoista?.
Desde hace tres o cuatro mil años, el Talmud dice:

                     Si yo no pienso en mí, ¿quién lo hará?

                     Y si pienso sólo en mí, ¿quién soy?

                     Y si no es ahora, ¿cuándo?.

Hay tres clases de personas.
Una, la que cuando tiene frío, regala toda su ropa de abrigo. Otra, la que, cuando siente frío, se pone su ropa de abrigo. Y una tercera que, cuando tiene frío, enciende un fuego para calentarse a sí misma y a todos los que quieran disfrutar del calor.
La primera persona es suicida: se morirá de frío. La segunda es miserable: se morirá sola. La tercera es un ser humano normal, adulto y egoista (enciende el fuego porque él tiene frío).
Yo quiero ser el que encienda miles de fuegos y, más aún, quiero ser el que enseñe a miles de seres humanos a encender fuegos.
Definitivamente, no soy humilde.

Jorge Bucay