Aquella
noche, el cuerpo de Eva se volvió de chocolate,
Adán, atraido por su olor no pudo más que devorarla.
Adán, atraido por su olor no pudo más que devorarla.
Lo que él no sabía, era que el
bombón también se hizo con azucar.
Lo que ella no sabía, era que
él, era adicto al azucar.
Desde
entonces, el paraiso siempre huele a chocolate y a fogones
encendidos.
Que hermoso Maria...fogoso y muy dulce!
ResponderEliminarGracias, me gustó mucho.
Un Abrazo!